¿Por qué la casa, precisamente, de nieve? ¿Para qué un refugio invernal? Porque la nieve es cálida, invita al abrigo y a la reflexión, y también a la nostalgia. Porque todo –brevemente- es, aunque de otra forma. Porque aquí nunca es así, o tal vez porque me lleva, o quizá te sigue llevando –aunque ya nunca nos lleve- al mundo paralelo y blanco que una vez imaginamos.
Y porque corta tus labios secos, que sonríen.
Y también por momentos que querría vivir contigo. Como este.
O tal vez como este.